viernes, febrero 16, 2007

El Dolor del Secuestro


La siguiente es una carta publicada por la madre de un secuestrado, como dijimos en nuestro articulo anterior, no se trata del unico caso de este delito en Colombia, pero si es un ejemplo de lo que viven sus familias. En Ojo Critico Colombia, queremos la libertad de los secuestrados, apoyamos a las FFMM en sus operativos de rescate y conocemos el dolor de la perdida de los mas cercanos en manos de quienes emplean este atroz medio para financiarse.


Carta de una madre dolorida
Rosario Restrepo de Mejía

Lloro a mi hijo. Pero lo sé tranquilo, libre y en paz. Doy gracias a las FF.AA.
Señor Director:
En torno al rescate del ex ministro Fernando Araújo ha habido posiciones a favor y en contra de estas acciones por parte de las Fuerzas Armadas. Tengo la mía propia y quiero escribirla acompañada de sentimientos, muy personales, llenos de dolor pero llenos de paz.

En mi familia -y cercana a ella- hemos tenido varios secuestrados por meses y años. Han regresado (después de pagar grandes sumas) con traumas sicológicos y con la claridad de que si volviesen a ser secuestrados otra vez, preferirían morir antes que volver a padecer ese infierno.

Soy madre de un secuestrado, cobarde y vilmente asesinado por los bandoleros de las Farc, durante un intento de rescate del Ejército, solicitado y apoyado por nosotros, a sabiendas del riesgo.
Hoy siento un profundo dolor y una inmensa tristeza al no tener a mi hijo con nosotros, pero al mismo tiempo siento una gran paz porque sé a mi hijo libre y tranquilo, sin humillaciones, sin su dignidad violentada, sin hambre, sin frío, sin dolores. Sin facinerosos llenos de odio y deseos de venganza a su alrededor.
Un hijo sin zozobras ni temores.

Lo secuestraron los bandidos de las Farc. Estos criminales sin alma, ideología o principios, mentirosos, pues dicen representar al pueblo pero son quienes más abusan de este, solo han traído más pobreza, dolores y tristezas. Han llenado miles de hogares de viudas y huérfanos sin esperanza.

Mi hijo, de apenas 20 años, tenía todo un futuro por delante. ¿Quién nos hubiera garantizado el tiempo de su regreso? ¿Y si hubiese regresado, en qué estado hubiera vuelto? Con seguridad, lleno de frustraciones, vacío de un tiempo imposible de recuperar, con un montón de desequilibrios síquicos difíciles de equilibrar, que no lo dejarían en paz el resto de sus años. Días y noches llenos de pesadillas e ilusiones truncadas. Con un futuro incierto y un horizonte sin rumbo claro.

Mi hijo fue un tesoro para nosotros. ¿Valía diez, cien, mil millones? ¿Más? ¿O dos, tres o diez guerrilleros?
¿Dónde están los principios? ¿Cuál es el país que queremos para nuestros hijos? Mi hijo no era un objeto, una casa o un diamante que tuviese precio. Tampoco se podía equiparar con un facineroso en un supuesto intercambio humanitario con un alto costo y sin ningún resultado concreto para el país. No. Era nuestro hijo y por nada del mundo lo volveríamos una mercancía ni un motivo de chantaje para nuestra patria.

Lloro a mi hijo. Lo extraño día y noche, en cada cumpleaños, en cada Navidad y en cada fecha especial, pero lo sé libre, tranquilo y en paz. Como madre, es lo que quiero para él.
Y le pido a Dios que donde esté nos los cuide y abrigue y lo tenga como uno de sus hijos preferidos. A nuestro hijo, decirle el inmenso cariño que le tenemos, que siempre lo sienta con él. Que nos acompañe y nos proteja.
Aprovecho, como cada vez puedo hacerlo, para darles las gracias a las instituciones armadas de mi país: están haciendo su trabajo para preservar un Estado de Derecho; por su vocación de servicio y sus desvelos. Para ellos no hay días especiales. Eterna gratitud a aquellos soldados y policías que han muerto y a aquellos que están mutilados por defender este maravilloso país.

PD: El Gobierno colombiano, sus instituciones armadas con la legitimidad que les otorga la Constitución Nacional, las demás ramas del poder público, las organizaciones civiles que apoyan el devenir democrático, requieren un apoyo total para terminar esta guerra inútil y sin sentido y hacer que estos terroristas desalmados que están desangrando al país entreguen definitivamente las armas. No se trata solo de nuestra tragedia familiar, sino de la vida y el futuro de Colombia. No se puede olvidar su sacrificio.
Rosario Restrepo de Mejía

2 comentarios:

CFagundes dijo...

Ola, que tal?
Me gustaria publicar este texto en el www.rsfblog.org, de los Reporteros Sin Fronteras. Lo traduziré al francés y al inglés, con tu nombre, claro, y el enlace al texto original en tu blog.
Puede ser?
Espero su autorización, muchas grácias!

Ojo Critico Colombia dijo...

Hola Con mucho gusto puedes hacer la publicacion de este articulo, como periodistas nuestro interes es difundir la informacion de nuestro blogg, es por ello que puedes hacerlo y nos gustaria que colocaras el vinculo con Ojo Critico Colombia.