Al profesor Moncayo
Por: Mauricio de la Rosa S.
Como no todos podemos pensar lo mismo y no todos los colombianos somos dados a elogiar hasta la caída de una hija en el país del Sagrado Corazón de Jesús, no comparto la actitud soberbia, prepotente, petulante y sobradora del profesor Gustavo Moncayo.
Es cierto, es muy nariñense, un buen educador, un gran padre familia y un excelente caminador pero al profesor Moncayo se le olvidó que viene de un estrato social bajo y que como cualquier docente que es debe guardar la modestia por encima de todo.
Yo no me quiero imaginar al profesor Moncayo hablando en sus clases en el Colegio Santo Tomas de Aquino, de Sandoná, en contra del gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez y a favor de la guerrilla de las Farc. Eso sería un soberano despropósito.
Es cierto que recorrió más de mil kilómetros entre las ciudades de Sandoná y Bogotá. También es cierto que lo hizo por una enorme causa: la liberación de su hijo secuestrado por las Farc hace diez años. Y nadie puede negar que se ha apoderado de un objetivo noble: el intercambio humanitario.
Pero, el docente ha asumido una posición demasiado arribista. Eso de decirle al presidente Álvaro, a secas, es muy incomprensible. Eso de pedirle al mandatario nacional que entregue todo su patrimonio económico es completamente absurdo. Y eso de exigirle que cambie su política de seguridad democrática de la noche a la mañana es descabellado.
Si, usted, profesor Moncayo no se puede creer ahora el plus ultra del país, o el Superman o el manda más.
Me parece que está muy mal asesorado. Creo que por otros docentes afiliados al Polo Democrático, a los que todo lo que ocurre en el país es malo, y para quienes todos los colombianos somos corruptos y ladrones.
Es que de ahora en adelante, niños y adultos, negros y blancos, liberales y conservadores, bajos y altos van a coger la mala costumbre de caminar desde Pasto, Cali, Soacha, Fusagasuga, Pereira o Barranquilla hasta la ciudad de Bogotá como si se tratara de cualquier competencia atlética.
Inclusive se puede volver costumbre llegar a la capital de la república y armar carpas o cambuches en plena Plaza de Bolívar. Y si se les da la berraca gana comer, dormir, vomitar y hasta orinar allí.
Profesor Moncayo, y si es liberado su hijo me imagino que todos los agradecimientos serán para las Farc y todas las críticas al gobierno del presente Uribe, así de sencillo.
Profesor, usted puede estar muy angustiado, adolorido y consternado pero eso no le da derecho para pasar por encima de las autoridades, de las instituciones legalmente constituidas y de un país que también sufre en carne propia la violencia y el secuestro.
Usted, profesor Moncayo, si quiere llamar la atención de toda una nación, y si de veras se quiere ganar el corazón de los colombianos, debe comenzar por ser más modesto. Si modesto, que significa ser sencillo, humilde, pero, sobre todo, ecuánime.
Y una última recomendación. A los nariñenses y a las gentes del sur nos queda muy mal aparecer siempre de víctimas, cuando vivimos en una región hermosa y encantadora, claro está que con muchas necesidades.
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